Las bases de Podemos, corresponsables del rifirrafe


Desde mi choza, 1de enero de 2017

Lo hemos dicho muchas veces, los ciudadanos votantes somos corresponsables del destino que damos a nuestro voto. En España nos quejamos de continuo de un sistema electoral injusto que ha premiado durante décadas al PP y al PSOE, un sistema electoral que elaboró el bipartidismo para sacar ventaja desleal a las minorías. ¿Os suena a algo esto?

En mi opinión toda esta crisis que nos hemos montado en Podemos últimamente tiene su raíz en el mismo asunto, el diseño por parte de Iglesias y su grupo de un sistema electoral injusto que premia la opción mayoritaria. Y me sorprende que se anden con cuestiones lacrimógenas como la dichosa carta de la señora Teresa para eludir el verdadero problema, que se les haya ido de la mano su obsesión por mantener ventajas poco honestas sobre otras corrientes de pensamiento dentro del partido. Mientras los partidarios de Iglesias no admitan claramente este error me parece que vamos seguir cargando con el mismo lastre con el que cargan las parejas insinceras que están destinadas tarde o temprano si no al divorcio sí a una difícil vida conyugal.

Y ahora atiendo al título de estas líneas, que me parece lo más peligroso y desconcertante. Me desazona que un cuarenta por ciento de los votantes de Podemos hayan sido capaces de votar un sistema electoral como el Desborda. ¿Cómo puedo uno denostar el sistema electoral español por injusto y falto de proporcionalidad y a su vez votar en su propio partido un sistema electoral que es todavía menos proporcional que el que se diseño a nivel de Estado? Mi desazón proviene de que lo que digan las élites -en otros ámbitos la casta- parece, también en Podemos, ir a misa por encima de cualquier consideración moral. Si yo hubiera sabido desde un principio que en Podemos se iba a proponer un sistema de elección así jamás me hubiera visto en sus filas. Esta primera falta de honestidad ya me habría dado señales suficientes como para saber en qué iba a derivar tanta ilusión en manos de personas que no son capaces de aceptar las reglas de juego de una democracia real. Para estos manejos ya tenemos al PPSOE.

Creo sinceramente que Iglesias, más que arrepentirse públicamente en abstracto por el espectáculo "que estamos dando", debería asumir la razón real del problema, ese deshonesto reparto de la tarta del poder que ellos buscaban, y decírnoslo claramente. A partir de ahí podremos seguir acumulando ilusión por parte de todos. Sin  ello no habrá absolución que valga y seguiremos anidando en nuestras almas un malestar que hará un terrible daño al partido.  

Por supuesto mi reconocimiento a Pablo Iglesias queda intacto, ha sido y es un puntal totalmente imprescindible en el partido; esto no quita para que queramos dejar claro desde el principio unas reglas de juego honestas que no contradigan nuestras propias aspiraciones.

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